El vampiro
Agazapado, acechando en la oscuridad. Era la hora de cazar y su presa se hallaba frente a él. El vampiro olfateó el rastro y sonrió temblando de deseo y lujuria. Sentía como se iba despertando la bestia, sus instintos más animales y poderosos. Esta vez no se le escaparía. Esta vez por fin sería suya…