(Hoy os traigo un relato un poco diferente. Se trata de un cuento breve que escribí hace tiempo y que Miguel ha dramatizado recientemente para este blog. Tenéis el texto debajo, pero mi recomendación es que primero le deis al play, cerréis los ojos y escuchéis. Si os gusta, puede que grabemos más; espero vuestras opiniones.)
Tumbado en la oscuridad, el hombre está en calma. Pronto tendrá que salir y asumir su otra realidad. Volverá a matar. Y cuanto más joven la víctima y más sangriento el acto, mejor.
Tal vez pueda encontrar a alguna niña que juegue a ser mujer. No hay nada más delicioso que su carne, tierna y suave; salvo la de los bebés, claro. Pero estos son difíciles de encontrar por la calle en plena noche.
Si se cobra a su presa, saldrá en todas las noticias, como cada mes. Luego recordará sus actos y se horrorizará; no por la crueldad de los mismos, sino por el oscuro placer que le producen. Es una maldición, que odia y ama en secreto, que despierta su lado más salvaje y exterioriza sus odios más profundos.
La gente habla de un animal salvaje que merodea por el bosque. Él mismo se ha unido alguna vez a las partidas de caza que lo buscan. Nadie sospecha dónde se encuentra en realidad…
Solo hay una norma: sin supervivientes. Así no transmitirá su maldición.
Es la hora, la luna lo llama. Cuando el primer rayo de luz bañe su cuerpo, el hombre desaparecerá dando paso a la bestia.
Anónimo
Nusansu
Jonathan Naharro
Nusansu
Jonathan Naharro